Personaliadad asertiva, inhibida y agresiva
Las habilidades sociales se refieren a la forma en la que las personas nos relacionamos con los demás. Una de las habilidades que se estudian frecuentemente es la conducta asertiva, o la capacidad que tenemos de expresar nuestros propios sentimientos y defender nuestros derechos sin negar los derechos de los demás ni afectar negativamente a sus sentimientos. Ser una persona asertiva nos ayuda a ser nosotros mismos, mejorando nuestra relación con los demás.
Existen tres formas básicas de conducta a la hora de relacionarnos con los demás:
- Conducta asertiva: nos expresamos de forma adecuada, defendiendo nuestros propios intereses y expresando nuestras opiniones libremente, respetando las opiniones e intereses de los demás. Controlamos mejor las situaciones y estamos más satisfechos con nosotros mismos y con los demás.
- Conducta inhibida: no somos capaces de expresar sentimientos u opiniones de forma adecuada, o lo hacemos con falta de confianza. Dejamos que los demás hagan valer sus derechos u opiniones por encima de los nuestros, en algunas ocasiones por evitar el rechazo.
- Conducta agresiva: no respetamos los derechos, intereses u opiniones de los demás. Nos expresamos de forma inapropiada situando nuestros intereses, sentimientos, derechos y opiniones por encima de los de los demás. Puede incluir ofensas y provocaciones.
A estas alturas, ya debes de haberte identificado con uno de los tres tipos. También podemos oscilar entre varios tipos dependiendo de nuestro estado emocional, de las relaciones que tengamos con las personas a nuestro alrededor y del contexto en el que nos encontremos. Seguramente habrás decidido que la manera asertiva es la más adecuada para relacionarte con los demás.
Dedicaremos un artículo a cómo trabajar nuestra asertividad para con los demás, es decir, cómo llevar nuestra conducta asertiva a nuestras relaciones sociales en cualquier contexto. Sin embargo, primero debemos de reflexionar sobre qué significa ser asertivo, y darnos cuenta de que los demás tienen los mismos derechos (ni más ni menos) a pensar, sentir, opinar y expresarse. La calma y la prudencia serán nuestros mejores aliados pues, cuando dos personas interactúan, se dan muchísimas situaciones. En algunas seremos agresivos, en otras inhibidos, en otras asertivos. Lo importante es respetar tanto a los demás como a nosotros mismos.
Para ser asertivo, recuerda:
- Tú eres quien debe juzgarte a tí mismo: sin prejuicio de que conozcas y respetes las normas de la sociedad (no robar, no delinquir, etc…), en los demás aspectos eres tú quien debe decidir (¿sigo estudiando?¿elijo este trabajo?¿salgo con esta persona?).
- Busca tu propia aprobación, y no la de los demás. No debes de esperar elogios, ni halagos, ni temer críticas. Eres tú quien decide lo que te sienta bien, lo que crees que es lo mejor para tí. Ojo: esto no quita que escuches los consejos de los demás, porque en ocasiones hay cosas que nosotros no vemos y podemos utilizar de «espejo» a las personas en las que confiamos.
- Es tu decisión si te responsabilizas de cosas ajenas a tí: nadie puede decidir por tí cuales son tus responsabilidades más allá de lo que tú decidas. En la vida hay que llegar a compromisos (venga, yo limpio, yo hago esto, yo…) pero deben de ser consensuados y no impuestos.
- Tienes derecho a cambiar de opinión: haber opinado algo en algún momento de tu vida no te debe condenar para tomar decisiones o atarte a conductas concretas.
- Puedes cometer errores: equivocándote puedes aprender, ¡es el método científico! No podemos pretender hacerlo siempre bien. Aceptar, comprender y remediar los errores es parte de nuestro aprendizaje como personas.
- Escúchate, obsérvate, siéntete: ¿qué es lo que expresas? ¿es lo que realmente quieres?¿te sientes bien?¿puedes mejorarlo?¿quieres mejorarlo?¿respetas a los demás?¿haces que te respeten?¿impones tus criterios, o los compartes?
- Puedes vivir con alguien cuya opinión sea diferente a la tuya. Créeme, la Tierra seguirá girando.
- Si no eres perfecto, no pasa nada; respira, sé la mejor persona que puedas (y quieras) ser.