El caballero del autobús

Esta es una historia que apareció en una conocida red social hace unos años, y que nos hemos permitido la licencia de traducir libremente. Un usuario fue testigo de una forma de actuar ejemplar por parte de otro pasajero del autobús. Hay algunas lecciones interesantes, junto a una nota de humor, así que os dejamos con la historia esperando que la disfrutéis:

«Madre mía. Acabo de ser testigo de el momento más grande en la historia de la humanidad.

Esta tarde he tomado el autobús hacia casa. Nada más subir me saluda un conductor de atobús de acento ruso con una sonrisa en su cara. Unas cuatro paradas después (en el polígono, por supuesto) un individuo se sube al autobús con su (asumo) novia. Por supuesto el individuo (le llamaremos caracortada) no lleva dinero para el autobús, y la emprende con el conductor insultándole y haciendo comentarios racistas. Caracortada continúa comportándose como un capullo y hace que todo el autobús se empiece a sentir incómodo en sus asientos.

Todo el mundo menos un hombre.

Ese hombre. Me gustaría ser él, ese héroe anónimo que se levanta y dirige a defender al conductor de autobús.

-Hey, amigo, el conductor sólo está haciendo su trabajo, ¿Qué te parece si te calmas y le dejas tranquilo? No es culpa suya si tú no quieres pagar.– La lógica de sus palabras hace un sonido de eco al pasar por el cerebro hueco de Caracortada. Pudimos er cómo le salía humo de las orejas tratando de analizar lo que le estaban diciendo. ¿Cal..marse? Debe de estarme retando.

-¿Tú qué problema tienes, quieres pelea? ¿Quieres pelear conmigo g*l*p*ll*s? ¿Qué c*ñ* quieres hijo de p*t*?- Ah… claramene las palabras de un poeta. Pero ni el mismísimo Oscar Wilde podría haber predicho la reacción de nuestro héroe-Batman:

-Pues mira, sí, hagámoslo. Bajemos del autobús.

Se hizo un absoluto silencio en el autobús. Se podría haber escuchado el batir de las alas de una mariposa mientras los engranajes del cerebro primitivo de Caracortada procesaban la situación. Finalmente, las miradas de todos los pasajeros junto con la voz de pito de su novia/hermana diciéndole ‘acaba con él’, y (literalmente) ‘chás mira cómo ti habló éste’ les hicieron a ambos (novia/hermana con Caracortada)  decidirse a bajar del autobús, donde Caracortada sacaba la lengua y se quitaba la camiseta para prepararse para la pelea.

Con más calma que un monje budista drogado con morfina, nuestro héroe gira la cabeza hacia el conductor del autobús, le dice simplemente «cierre la puerta amigo», y CAMINA TRANQUILAMENTE A SU ASIENTO. El autobús al completo estaba eufórico. Estábamos aplaudiendo y vitoreando a nuestro héroe. Estoy seguro de haber visto gente abrazándose.

En resumen: gracias, amable anónimo, por poner a los humanos de nuevo en un buen lugar.»

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